ÉTICA Y
TRABAJO SOCIAL
El
trabajo social promueve el cambio social, la resolución de problemas en las
relaciones humanas y el fortalecimiento y la liberación de las personas para
incrementar el bienestar. Mediante la utilización de teorías sobre
comportamiento humano y los sistemas sociales, el trabajo social interviene en
los puntos en los que las personas interactúan con su entorno; es por ello que
el presente trabajo busca dar cuenta del tema de la ética profesional y el
carácter que determina la actividad profesional.
La
conciencia ética es una parte fundamental de la práctica profesional de los
trabajadores sociales. Su capacidad y compromiso para actuar éticamente es un
aspecto esencial de la calidad del servicio que ofrecen a quienes hacen uso de
los servicios sociales; por cuanto algunos autores plantean:
Hernández
(1999) y Malagón (2003). Sostienen que la profesión posee una fundamentación
ética, en tanto, a través de su acción pretende transformar situaciones “malas”
desde el punto de vista moral.
Hernández
(1999) afirma que la ciencia, la política y la ética son los tres componentes
de la intervención.
Clemente
(2000) coincide con los dos anteriores en afirmar, que la ética compone la
intervención y que pese a su importancia, pocas veces es tema de reflexiones
profundas y cuidadosas por parte de los y las profesionales en ejercicio.
De
Robertis (2003) considera la ética como “una rama del conocimiento filosófico
que trata de determinar qué conductas humanas conducen al bien individual y
social “(2000:13).
Y esto
afirma que el Trabajo Social se ha identificado de manera histórica por la
normativa moral del “deber ser”, lo cual muestra una ética tradicional que
opera con el enlace entre la sociedad y del sujeto. Por tanto es importante dar
cuenta que la ética se fusiona a la acción social y en el caso de trabajo
social, esta apunta a los relatos de cada individuo.
Estos
contextos de complejidad inciden en el objeto y objetivo del trabajo social y
hacen preciso la revisión de los contenidos vinculados a sus principios éticos.
En base al compromiso social inherente a su trabajo con las personas, el
trabajador social tiene el deber de refundir su labor hacia la sociedad en la
que está, razón por la cual desde el ámbito universitario se considera
necesario asumir la responsabilidad de formar personas competentes para el
ejercicio profesional, pero también seres humanos con bases éticas y morales
que fundamenten su función social.
Los
razonamientos éticos y los debates en torno a la deontología profesional han
estado presentes de manera constante en el proceso de desarrollo de esta
ciencia y en la actualidad, son reivindicados como una guía que nos orienta
sobre lo que está bien y lo que está mal.
Aun así,
existe cierto consenso histórico alrededor del comportamiento ético y sobre la
base deontológica que sustenta nuestra profesión. Lejos de ser una cuestión de
reciente interés para la disciplina, ha tenido como una evolución adherida a
los cambios socio-culturales que las sociedades han ido experimentando desde el
nacimiento del Trabajo Social como Ciencia. Así, Salcedo (2010) considera que
los procesos de ayuda del trabajo social se han hecho muy diversos y ambiguos
debido a los cambios en las estructuras sociales y formas de hacer de la profesión.
Como
afirma Bermejo (2002), es imposible llegar a respuestas únicas, y al igual que
los autores mencionados, coinciden en ubicar la promoción del bienestar
y la calidad de vida de las personas como el fin de la profesión que está comprometida con “el mejoramiento de las
relaciones de los individuos con su
entorno social”
A ello
podríamos decir que el trabajo social se basa en el respeto al valor y dignidad
inherentes a toda persona, y a los derechos que de ello se desprenden. Los
trabajadores sociales deben apoyar y defender la integridad y bienestar físico,
psicológico, emocional y espiritual de cada persona; por cuanto, tienen la
responsabilidad de promover la justicia social, en relación con la sociedad en
general, y con las personas con las que trabaja; tal como lo plantean Salcedo
(1998), Howe (1997), Malagón (2003), Hernandez (1999), Calder (1997), entre
otros.
Los
Trabajadores Sociales de todo el mundo debemos reflexionar sobre los retos y
dilemas a los que se enfrentan y a basar en la ética sus actuaciones en cada
caso concreto. Los principios de Derechos Humanos y Justicia Social son
fundamentales para esto.
El
Trabajo Social ha tenido una buena acogida, ya que por medio de este se han
venido realizando cambios positivos en la sociedad, de la que ha sido necesaria
la intervención de Trabajadores Sociales, para tratar las diferentes
problemáticas que esta encierra, teniendo como eje fundamental, los derechos
humanos y la justicia social.
A esto,
parte los principios de los derechos
humanos y la justicia social como bienes que deben ser defendidos y
promocionados por los trabajadores y trabajadoras sociales, sin olvidarnos de
la dignidad humana como un valor de especial significación para la profesión.
Así, entendemos que toda persona por el mero hecho de serlo, tiene un valor
único que debemos proteger, haciéndole digno de respeto desde su
individualidad, como un ser distinto a los demás, con propias y particulares motivaciones,
necesidades y anhelos.
Esta idea
fundamenta el porqué de la ética en trabajo social desde la referencia a los
Derechos Humanos, entendiendo que la acción profesional acepta a la persona
como sujeto ético de dignidad y de derechos universales, y mantiene entre sus
funciones básicas acompañar al individuo en procesos de empoderamiento basados
en sus capacidades y fortalezas, orientados a facilitar el acceso a sus propios
recursos y con el fin de remover los obstáculos que se interponen a los mismos.
Es
importante por tanto, que entendamos y defendamos un Trabajo Social
comprometido con el ciudadano, que tiene responsabilidad con las personas que
por diferentes circunstancias no pueden salir adelante por sí mismas,
otorgándose de esta manera una cualidad de profesión con una clara base de
responsabilidad social. (Salcedo, 2010) En su ejercicio profesional los
fundamentos de su ética son por tanto, el respeto al valor y dignidad de toda
persona y los derechos que de aquí se desprenden, orientados siempre al
desarrollo de acciones de prevención y defensa frente a las situaciones de
injusticia.
El
término ética, hace referencia al estudio de la moral, por medio de reglas y/o
normas de conductas. El trabajo Social ha venido construyendo su ética
profesional, con la aportación de diferentes individuos comprometidos en su
entorno, teniendo como eje central al ser humano, teniendo en cuenta su
dignidad y los derechos que tenemos como humanos. Hoy día es necesario conocer
los principios éticos de nuestra profesión, tenerlos en cuenta y ponerlos en
práctica en nuestro quehacer profesional.
Y es que
el trabajador social muchas veces se enfrenta a la valoración de situaciones no
conocidas anteriormente por él o por la profesión, los cuales deben valorarse
profundamente para modelar una actuación ética concreta. Un ejemplo reciente de
ello son los embarazos "no deseados". En este caso, debe el
trabajador social comprometer su imagen y participación? La respuesta en este
momento es difícil de exteriorizar por lo novedoso del fenómeno social, pero sí
es claro que proporciona un amplio espacio de realidad para la reflexión y
determinación de la actuación ética del profesional.
Una ayuda
valiosa en el quehacer práctico la proporcionan los Códigos de ética gremiales
en Trabajo Social. Estos incorporan valores y principios para una adecuada
actuación moral; y ayudan a resolver muchos de los problemas que ofrece la
práctica en lo profesional, lo personal, lo institucional, y en las diferentes
situaciones que se afrontan respecto a los servicios sociales prestados
Aun que
no siempre los profesionales saben cómo actuar en estos casos ni tampoco las
instituciones disponen de prácticas y procedimientos apropiados para resolver
problemas éticos.
En
Colombia es inevitable que las trabajadoras y trabajadores sociales hagamos
reflexión sobre todos los asuntos relacionados con la ética personal y
profesional. En un país como el nuestro en el que la corrupción es la orden del
día, hay que revisar si en nuestro desempeño profesional podríamos dejarnos
arropar por el espectro de la conducta anti ética. La violación ética en el
quehacer profesional se presenta en muchos escenarios como una práctica
cotidiana.
Las
noticias que escuchamos o leemos con relación a las acciones de los directivos del
país son un ejemplo de lo planteado. Políticos, jefes de agencias,
legisladores, maestros, jueces, médicos, abogados, contadores públicos y hasta
líderes religiosos, entre algunos profesionales que podemos mencionar, se han
visto involucrados en asuntos donde ocurrieron serias violaciones a la ética
profesional; ya que han estado involucradas en actos delictivos o de
corrupción, proyectando una imagen que está lejos de ser digna de mostrar.
En
Colombia los trabajadores sociales no estamos exentos de actuaciones no éticas.
Por el contrario, estas quejas no siempre se atienden como es debido, y peor
aún, al quedar atrapadas entre “asuntos pendientes”, se pierde la oportunidad
para que se conviertan en instrumentos de aprendizaje y acciones correctivas que
tenemos que implantar para prevenir acciones similares por desconocimiento u
omisión.
ELABORADO POR: CAROLINA AGÁMEZ, JAIME ROJAS, LAURA IRIARTE, JORGE BUENO, WILMAR TAMARA
ELABORADO POR: CAROLINA AGÁMEZ, JAIME ROJAS, LAURA IRIARTE, JORGE BUENO, WILMAR TAMARA
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