RETOS O DESAFÍOS ÉTICOS DEL TRABAJO SOCIAL
Desde el surgimiento
del trabajo social como disciplina se ha tratado de evolucionar en la medida en
que la sociedad también lo hace, pues el trabajo social debe ajustarse a las
necesidades y problemáticas de la población con la cual interviene.
Siempre que se habla
del tema ético, es una conversación que se pone sobre la mesa y que solo se
habla desde el punto de vista normativo, es decir lo que se debe hacer, pero la
ética va más allá de estar pensando siempre en lo que debemos hacer o lo que
tenemos que hacer para satisfacer las necesidades de una población en materia
de intervención social.
Debemos
tener presente que el Trabajador Social ejerce en la sociedad la función de
guía, ya que ayuda a la comunidad a establecer y encontrar medios para
conseguir sus propios fines, donde se pueda expresar sus puntos de vista, pero
nunca llegando a imponerlos, implicando un acercamiento en la comunidad para
estimular el sentido de necesidad y tratar de mejorar la calidad de vida de las
personas.
De
Robertis hace un llamado a entender el papel de la profesión en la
actualidad a través de dos imperativos éticos fundamentales: la vigilancia
–para evitar el abuso de las competencias profesionales y la reflexión sobre la
intervención y los nuevos elementos que emergen en el escenario social actual”
como son: “la informatización de la acción social, (…) los derechos humanos (…)
y la violencia contra los Trabajadores Sociales”; pero esto hace inevitable que
las trabajadoras y trabajadores sociales hagamos reflexión sobre todos los
asuntos relacionados con la ética personal y profesional ya que en la parte
laboral dependemos de la institucionalidad, la cual maneja una moral no acorde
al entorno social; por que en Colombia es inevitable que las trabajadoras y
trabajadores sociales hagamos reflexión sobre todos los asuntos relacionados
con la ética personal y profesional. En un país como el nuestro en el que la
corrupción es la orden del día, hay que revisar si en nuestro desempeño
profesional podríamos dejarnos arropar por el espectro de la conducta anti
ética.
Y
aunque se plantee el surgimiento de nuevos escenarios y actores sociales, para
trabajar, dada la situación actual que vive el país – conflicto armado interno,
desplazamiento, insatisfacción de las necesidades básicas de buena parte de la
población, entre otros- cuestiona la manera cómo la profesión se aproxima e
interviene la realidad social y cómo construye discursos y prácticas que pueden
tornarse inclusivas en términos deseables, o excluyentes en el peor de
los casos; y en un país como el nuestro
el campo de intervención del conflicto armado es lo que aflora en el entorno
social; y es aquí donde el trabajador social debe identificar el nivel de
afectación de las víctimas – teniendo en cuenta que el conflicto armado en
Colombia es un enfrentamiento de prolongada permanencia en el país-, teniendo
en cuenta que la población que ha vivido las consecuencias del conflicto, ha
sufrido la desestructuración de la vida tal y como la conocía, durante el
conflicto ha sido testigo de hostigamientos, enfrentamiento bélico, ha perdido
familiares, por lo tanto vive en la total incertidumbre respecto a su futuro y
su principal prioridad es la supervivencia y el reconocimiento de su situación.
Y
es que debemos no olvidar que el Trabajo Social, desde sus orígenes, ha estado
vinculado a la gestión del conflicto. Sin embargo, la actualidad social atribuye
mayor protagonismo a las situaciones conflictivas, para las que ciertamente son
necesarios nuevos instrumentos de análisis y técnicas para su tratado.
En
la actualidad como profesional social, estamos llamado a interceder entre el
Estado y los afectados, teniendo en cuenta la ley de víctimas y restitución de
tierras, debe contribuir con la elaboración de proyectos colectivos, a
intervenir en los procesos de recuperación psicológica y emocional, a asesorar
y orientar a aquellas personas que así lo requieran para realizar las gestiones
y trámites pertinentes para que pueda beneficiarse de las medidas dadas por el
gobierno; a su vez, el trabajador social debe acompañar a las víctimas en su
proceso de duelo, mediante el seguimiento ya sea individual o colectivo para
que puedan recuperarse de sus daños psico-sociales teniendo en cuenta que debe
promover el bienestar de la misma y de esta manera poder prevenir los factores
de riesgo detectados y reforzar los factores protectores que se logren
identificar
Pero
la recuperación de daños psico-sociales no solo es del posconflicto en nuestro
territorio; este también va ligado al tema de identidad de género en la
educación de menores, ya que las consecuencias de violencia que esto emerge en
los niños abarcan el plano psicológico y físico, pero tampoco debemos olvidar
que también perjudica a la sociedad en general, en el sentido de que
fomenta las conductas violentas y la perpetuación de la estigmatización social.
Aunque
las ciencias sociales no están sólo para el diagnóstico de la situación, sino
más bien -y fundamentalmente- se han generado como verdaderos motores del
cambio en la sociedad; por un lado la educación, de la cual sus reformas no han
dado con los aciertos esperados y, por otro, particularmente, el “reposicionamiento
de los valores” como ejes centrales de la socialización, los estereotipos de
género determinan la vida de los niños y las niñas, marcando aspectos
aparentemente inofensivos, pero tan cruciales como sus formas de pensar, de
actuar, de hablar y de relacionarse.
Una educación que
transmite los estereotipos de género es una educación incompleta e imparcial,
que conlleva un desarrollo a medias de las personas, ya que potencia
determinados atributos en cada uno de los sexos y priva el desarrollo de otras
cualidades en base al género del individuo; y es acá donde el rol del
trabajador social debe ser fundamental como mediador ante una sociedad
fundamentada en los estereotipos y marginación social.
Según la lectura ética
y trabajo social de Jorge Fernández se habla de tres componentes que integran
los desafíos éticos profesionales en nuestros días, el primero de ellos es la
perspectiva de los fines que se refiere a los objetivos que debemos alcanzar
como profesionales y la importancia de nuestra labor en pleno siglo XXI; el
segundo habla de la perspectiva deontológica, esta se refiere al análisis del
deber, de la norma, y de los imperativos, esto toma en cuenta los códigos
profesionales y el deber ser; y la tercera es la perspectiva practica que toma
en consideración potenciar las capacidades del usuario y remover los obstáculos
sociales que le impiden a este tener una buena relación social.
Respecto a la
perspectiva de los fines, se trata de realizar una reflexión acerca de nuestro
verdadero rol en la sociedad tanto desde lo ético como desde lo moral, si las
acciones que realizo son las adecuadas y si le hace bien mi trabajo al
individuo o comunidad que este interviniendo, lo más importante es si
verdaderamente estoy logrando empoderar al sujeto para que él se haga cargo de
los procesos sociales de su comunidad desde la perspectiva social con un
sentido ético firme que permita la permanencia del trabajo.
Por otra parte, la
perspectiva deontológica se plantea unos principios en el año de 1976 que son:
1.
Todo
ser humano posee un valor único, con independencia de su origen, edad,
creencias, etnia, condición socioeconómica o de su contribución a la sociedad.
2.
Todo
individuo tiene derecho a realizar su potencial, siempre que no perjudique los
derechos de los demás.
3.
Toda
sociedad cualquiera que sea, debe funcionar con miras a proporcionar el máximo
de beneficio a la totalidad de sus miembros
4.
El
trabajador social profesional tiene la responsabilidad de encauzar sus
conocimientos y capacidades hacia la ayuda de individuos, grupos, comunidades y
sociedades en el desarrollo de sus posibilidades y la resolución de conflictos
humanos sociales y sus consecuencias.
5.
El
trabajador social profesional tiene como obligación suprema el servicio hacia
los demás, lo cual debe primar sobre cualquier otro interés o ideología
particular.
Cada uno de los
principios está pensado en el hacer profesional y en lo que debemos tener en
cuenta a la hora de realizar intervención, teniendo en cuenta que cada una de
las partes es importante dentro del proceso, no solamente porque son el centro
de la intervención sino porque sus conocimientos también son importantes para
darle definición a aquellos aspectos propios que lo identifican y lo más
importante que el mismo sujeto o comunidad este convencido de mejorar su
realidad, así como de empoderarse para la consecución de su bienestar.
Desde la perspectiva
práctica lo que se busca es la fusión de las dos etapas anteriores, la
perspectiva de los fines y la deontológica que son las que componen esta parte,
pues es la aplicación de todos los principios, así como el desarrollo de los
objetivos dentro de la profesión, tratando de realizar lo mejor posible
procesos que verdaderamente generen empoderamiento de las comunidades para que
cuando el ciclo del trabajador social culmine estas lleven a cabo sus propios
procesos.
Son muchas las
reflexiones que quedan respecto a los desafíos, teniendo en cuenta que el
contexto colombiano, no es el más ético, debido a que la corrupción tiene mucho
control sobre los procesos que se realizan, sin embargo, el trabajo de los
profesionales del área social aun con los miles de obstáculos que se puedan
presentar siempre está ahí, generando procesos de apoyo a las comunidades,
teniendo en cuenta que las cosas se deben conseguir con su propio esfuerzo y
trabajo en equipo, resaltando la labor y gestión de los líderes pero
apoyándolos en el proceso porque son los que quedan a cargo cuando el
profesional ya no esté.
Otra reflexión es la
capacidad que tiene la juventud para movilizarse, pues en estos momentos se
está convirtiendo en una de las poblaciones más activas, los colectivos
sociales de jóvenes en la lucha por los derechos y la igualdad, así como la
construcción de conocimiento y proyectos que promueven la participación de
todos en el debate sobre la construcción de un pueblo que está en la constante
búsqueda de la igualdad, tranquilidad y felicidad en su territorio.
Lo que nos queda como
profesionales es estar en constante actualización de los procesos sociales
generados en el mundo porque no solamente es lo que vemos a nuestro alrededor
sino también lo que en otras partes se hace desde la construcción social del
pueblo, así como los desafíos éticos están en la aplicación de nuestro
conocimiento de manera que todos se beneficien del conocimiento profesional
como de los saberes de la comunidad, muchas de las recompensas que tenemos en
la actualidad son el resultado de luchas llevadas a cabo por los derechos y la
igualdad. Desde la ética es importante estar en constante replanteamiento de
nuestro quehacer en el mundo porque la sociedad está evolucionando de manera
muy rapida y en efecto la dinámica social de los procesos llevados a cabo en
las comunidades.
Los desafíos de la
ética los encontramos todos los días en nuestro entorno, no solamente por la
definición de lo bueno y de lo malo sino de lo que verdaderamente estoy
haciendo con mi trabajo y que sigo haciendo para ir evolucionando en mi
pensamiento profesional y ético, la ética y el trabajo social no solamente
buscan llevar a cabo procesos por obligación sino porque es importante que las
comunidades y las personas en el mundo sean felices, el fin último de todo lo
que se hace es la felicidad y la consecución del bienestar social, de las
buenas relaciones, de la paz, del cuidado del medio ambiente, del compromiso
que tenemos con nuestra vida, de la educación y del desarrollo en todos los
aspectos que nos conforman como ciudadanos y como personas.
En
la actualidad el Trabajador Social tiene que enfrentarse a retos y
desafíos por cuanto debe ser una persona con compromiso social
y fundamentos de justicia donde exista equidad, igualdad y libertad
con los seres humanos sin discriminación alguna, porque el profesional de
esta área es un agente de cambio y una persona con vocación de servir a
la sociedad por lo tanto es necesario que reconozca su entorno y a su vez
sumergirse en la realidad social en que vivimos y saber intervenir
en las diferentes áreas del trabajo social, teniendo una visión de lo que se
pretende alcanzar. Otro de los retos y desafíos es la incorporación
de los avances tecnológicos y el desarrollo científico en sus diversas
expresiones, su capacidad de incidir en el desarrollo humano, así como acciones
sobre lo social a largo, corto y mediano plazo, constituye otro de los desafíos
a los que el Trabajo Social debe responder, de igual forma también la
renovación del sistema de gestión pública constituye otro desafío que cada vez
demandará del Trabajo Social como profesión y de los profesionales como
colectivo social, nuevas formas de actuación en la generación de la política
pública y en la administración de los servicios sociales.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Colombia, Congreso Nacional (2011), Ley 1448 “Por la cual se
expide la Ley de víctimas y de restitución de tierras”
Prada, Nancy & Poveda, Natalia (2012). Procedimientos de
atención, asistencia y reparación integral para las víctimas del conflicto
armado, Bogotá, Ediciones Ántropos Ltda
Derechos de la infancia • Igualdad • La desigualdad de género
comienza en la infancia La desigualdad de género comienza en la infancia Manual
teórico-metodológico para transversalizar la perspectiva de género en la
programación con enfoque sobre derechos de la infancia.
Jorge Fernández. Ética y Trabajo social, Universidad del
pacífico.
ELABORADO POR: CAROLINA AGÁMEZ, JAIME ROJAS, LAURA IRIARTE, JORGE BUENO, WILMAR TAMARA
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