martes, 20 de noviembre de 2018

Intervención y ética del Trabajo Social


Con base en los artículos “Ética y Trabajo Social” y “Ética y Trabajo Social: Una aproximación a los debates contemporáneos a partir de un estado del arte”

El análisis de la ética y el Trabajo Social como una simbiosis en la que la ejecución de una depende directamente de la reflexión de la otra cobra importancia cuando la realidad sobrepasa cualquier cuestionamiento concerniente al deber ser de las cosas o lo que coloquialmente se le llama “normalidad”. El presente escrito realiza un paseo con base en dos artículos científicos elaborados con el fin de darle claridad al origen de esta simbiosis, proporcionando relevancia a los planteamientos de autores como Malagón y Salcedo entre otros. Otro momento del texto le otorga importancia a la perspectiva desde la cual se evalúa el quehacer profesional partiendo de determinados momentos críticos de la sociedad, para finalmente concluir con una reflexión propia de estudiantes de séptimo semestre de Trabajo Social.

Históricamente la humanidad se ha visto determinada ante acontecimientos que han hecho cuestionarse acerca de lo que debe creerse como bueno o malo, todo esto empieza con una serie de hitos por los que la humanidad ha tenido que atravesar para formar una conciencia frente a sucesos que no quieren volver a revivir y es que a muchos les costó la vida conocer las injusticias que puede causar la indiferencia por la vida del otro, el no sentir remordimiento por el daño que se pueda causar. Hechos determinantes crearon en las personas más jóvenes esa necesidad de tildar tales aberraciones como ajenas a su experiencia.

Queda un gran vacío frente a los sucesos del pasado y a los que se repiten hoy en día, y es que, aunque se vivió de cerca el sufrimiento, la misma sociedad se encarga de propagar nuevamente estos hechos. Con el pasar de las décadas se empieza a pensar la sociedad desde una perspectiva distinta, en donde se fundamenta en valores que van de la mano con la democracia y la libertad, haciendo a un lado la realidad que el ser humano por naturaleza siempre encontrará los medios necesarios para satisfacerse a sí mismo esto se observa porque se tiende a omitir la importancia tan fundamental que debería ejercer la educación sobre las personas. Si se reconoce que a través de la educación es el medio para formar una sociedad con valores entonces esta llegaría a ser el eje central en que se fundamenta la razón de ser de una sociedad.   
 
Cómo se sigue avanzando en la historia es inevitable que haya cambios constantemente, cuando se habla de la globalización se crea un espacio a considerar que la ciudadanía tiene derecho a participar y a ser autónoma en la toma de decisiones respecto a lo que cree como correcto. Aunque se ve afectada la realidad por los actos inescrupulosos de la corrupción, esa que tanto daño genera a quienes más necesitan que exista una equidad e igualdad. Surge un nuevo momento esperanzador al que podemos llamar como conciencia de los seres humanos, donde se crea una balanza entre el ser social y el ser individual, lo que netamente determina que todo ser individual debe pasar al colectivo, y es que se puede considerar que “Lo que le pasa al individuo le pasa al colectivo”. (Pais, 2010)
Esto permite que la sociedad sea entendida como un sistema que depende y necesita de todos, donde si una parte no desempeña su labor, automáticamente todo el sistema falla, y es que “la ética nos vincula como un todo indiviso en lo sociocultural y valórico”. (Pais, 2010)      
                 
Como seres humanos a veces se lleva la vida en una dicotomía a la hora de actuar, no saber si lo que está haciendo favorecerá o no a las demás personas que lo rodean, vivir con el que se puede hacer o no se puede hacer en la sociedad hace que se viva en una constante controversia de la vida. Se vive sin saber en  realidad si es por sí solos o por lo que impone la sociedad, lo que lleva al replanteamiento como personal, social y profesional sobre el qué se debe hacer en una circunstancia poco favorable, como se puede actuar, tomar decisiones, etc, sin lastimar a nadie, si esto se lleva a lo largo de la vida personal como puede lograr un profesional entrar a la vida de una persona sin generar ninguna consecuencia.

La ética siempre se verá impregnada  en la vida del profesional  en su intervención social, si nos centramos en la ética del profesional de trabajo social, es aún más  relevante tener la ética  en su quehacer profesional hace gran parte de la mediación que realiza el trabajador social en la vida del usuario y como hacer prevalecer la vida digna de esa persona, como compone desde la empatía, comunicación  cada parte sin ver  afectado la autonomía, las decisiones y sin imponer un juicio al usuario, sin caer en el juego de “arreglarle” la vida a la persona desde el punto de vista y un solo único conocimiento desde lo profesional.

Por otro lado se puede decir que el Trabajo Social en esencia es una profesión ética, Malagón la describe como una fundamentación ética que busca cambiar lo malo desde las prácticas morales (Piñeros, 2008), lo que convierte irremediablemente al Trabajo Social en el responsable de que la sociedad funcione “bien” y cumpla con los parámetros de lo moralmente correcto, sin embargo debe tenerse en cuenta que la profesión si bien tuvo origen en la filantropía y en el sentir humanista en medio de la crisis y la pérdida de las costumbres que conforman una vida digna, actualmente es abierta a la consideración de aspectos como la economía, la política, el medio ambiente y la cultura que integrados generan un concepto más amplio y relativo de lo que es la sociedad. Por ende, el ejercicio de la ética como esencia misma de la profesión necesita ser reflexivo y necesita contemplar cada uno de los aspectos que conforman las dinámicas del mundo.

Sin embargo, desde un punto de vista más realista, la ética y el quehacer del Trabajo Social pueden ser vistos como dos cuerpos ajenos el uno del otro, un ejemplo claro de ello son las intervenciones realizadas con base en los intereses particulares de las instituciones o el Estado directo, encargados de velar por el beneficio de la comunidad. Proyectos de índole doble moralista que, en lugar de generar transformaciones encaminadas a la productividad y el bien de la sociedad, dejan como resultado comunidades y grupos confundidos o con las manos llenas de ayudas efímeras que terminan convirtiéndose en parte del problema. Por lo anterior es de suma importancia ver la ética como un todo reflexivo que guía al Trabajador Social no solo en su quehacer sino en su construcción como ser humano.

En conclusión, la ética como la profesión son objetos reflexivos en constante evolución gracias a que dependen directa en indirectamente de los cambios y transformaciones sufridas por la sociedad. Los hitos marcados en la historia han hecho de las practicas morales un conjunto de acciones dirigidas hacia el deber ser de las cosas que a gran escala se convierte en la ética que como lo decía Malagón, es inherente a la profesión.
Hay que tener en cuenta que la intervención social conlleva una intencionalidad ya sea por parte del profesional o el proyecto o programa a ejecutar, y esa intencionalidad es la que define si el ejercicio es ético o no lo es, por ello el quehacer del profesional encargado debe incorporar en sus principios los valores pertinentes y necesarios para realizar un ejercicio real, integral y con verdaderas intenciones de beneficiar al otro.

Sin embargo, no se puede tapar el sol con un dedo, la intencionalidad no siempre deja entrever a simple vista los verdaderos intereses de determinada intervención y el profesional puede verse enfrentado a verdaderos dilemas morales que no le permitirán avanzar ante situaciones en la que se exponga negativamente a la comunidad. La simbiosis entre Ética y Trabajo Social como con cualquier otra profesión se encuentra expuesta a practicas de reflexión inmoral, pero es tarea del profesional seguir el camino correcto, a la final la ética es un ejercicio de introspección.

Referencias:
Pais, J. F. (2010). Ética y Trabajo Social. Pacífico - Trabajo Social, 46.
Piñeros, L. L. (2008). Ética y Trabajo Social: Una aproximación a los debates contemporáneos a partir de un estado del arte. PALOBRA palabra que obra, 223.

Elaborado por: Kerin Johana Romero Peña - Aida Vergara Amaya
Ana Maria Rodriguez Barrera - Sharon Dayana Morales Meneses

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